viernes, 21 de octubre de 2016

Ucronía


Año 2036. Tras la victoria del Nuevo Frente Popular y la instauraciónón de la III Republica estalla la Segunda Guerra Civil. La caudillesa Soraya con la ayuda de la Unidad Militar de Emergencias y el ICONA levantados en armas desde las plazas de soberanía de Ceuta y Melilla y tras un valeroso paso del Estrecho confiscando las pateras que por doquier había, avanzan primero hacia Sevilla donde a pesar de ser la patria chica de la zarina Susana, las tropas acantonadas allí se alzaron contra el gobierno andaluz gracias a las soflamas emitidas por la radio por el insigne periodista del Olmo.
Desde allí las tropas legionarias portando brazos en alto al Cristo de la buena muerte, toman la taifa de  Extremadura, tristemente abandonada a su suerte por el Gobierno Central que no acude en socorro de su titular, siempre crítico con la cúpula del soviet de la nación.
Por el camino hacia Madrid, se desvían las tropas hacia Toledo donde José Bono y los nietos de Raphael, sobreviven a duras penas encastillados en su finca, rodeados de milicianos que exigen la reforma agraria.
Pero al llegar noviembre la conmoción estalla, Pablo Iglesias, líder de la facción más izquierdista, es “afusilado” en la cárcel de Alicante donde estaba prisionero desde el principio del conflicto, juzgado porque al parecer se le encontró un “Errejón” armado en su domicilio, fue condenado a la pena capital. Las malas lenguas dicen que desde el Soviet de la Federación Ibera, la zarina Susana no había hecho nada por evitarlo, incluso desoyendo a los que optaban por canjearlo por Alberto Rivera, preso en los Países Catalanes. El muy honorable y nuevo conde de Barcelona, Artur Mas i Mas Artur se había negado bajo ningún concepto a liberarlo.



miércoles, 5 de octubre de 2016

Pañales


Hoy mientras esperaba mi turno en el médico, un extraño ruido rompió el silencio que siempre suele acompañar a estos locales, un desconsolado lloro de un bebé en los brazos de su solícita madre que intentaba amorosamente acallar sus vagidos.

Hace muchos años que mis vástagos dejaron la edad de llorar, por lo que el ruido me llenó de estupor y, cómo no, de añoranza.

Después, ya de camino al trabajo me crucé con dos monjas octogenarias que a duras penas se sostenían la una contra la otra, y me dio por pensar que a la postre era una manera de controlar la natalidad, en circunstancias normales se entiende, Al igual que en los países de Asia donde a los monjes budistas, se les mantiene, graciosamente, en su alimentación, pues representan otra manera de que la superpoblación no se dispare. Lo que me lleva a pensar que en el fondo la crisis de vocaciones es una mala noticia. Quién lo iba a decir.

A la espera de un apocalipsis zombie o de que China despierte y den una patada contra el suelo todos sus habitantes, no está de más que vayamos pensando en menos vagidos de los niños. No tengo ni idea cómo hemos sobrepasado los peores pronósticos realizados a finales del siglo pasado, en los que para estas fechas estaríamos sin una gota de petróleo y ni un triste grano de trigo, pero tengo claro que “esto” va a estallar en cualquier momento.

Y no será porque un virus ataque al papel, como indicaba Stalislaw Lem, más bien el virus será informático, porque de irnos al espacio a poblar las estrellas estamos todavía en pañales.

Los pañales que solicitaba esta mañana le fueran cambiados al neonato de esta mañana.


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